Los hijos de embarazadas depresivas tienden a ser antisociales


La depresión de la madre durante la gestación deja secuelas físicas y psíquicas en los descendientes.


Los niños de áreas urbanas cuyas madres sufrieron una depresión mientras los gestaban son más propensos que otros niños a comportamientos antisociales, incluida la violencia, en periodos posteriores de su vida. A esta conclusión ha llegado un estudio reciente realizado en el Reino Unido con un total de 120 familias, con el que se ha puesto de manifiesto que la salud mental de la madre gestante deja una secuela física y psíquica en los hijos. Los autores de la investigación señala que, además de atender los efectos de la depresión postparto en los bebés, habría que dedicar una atención especial a las gestantes que presenten síntomas de depresión, con el fin de evitar problemas a los hijos. Por Yaiza Martínez.
 

Los niños de áreas urbanas cuyas madres sufrieron una depresión mientras los gestaban son más propensos que otros niños a comportamientos antisociales, incluida la violencia, en periodos posteriores de su vida.

Esto es lo que señalan los resultados de reciente estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Cardiff, del King’s College de Londres y de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido.

Esta investigación ha puesto de manifiesto, además, que aquellas mujeres que, durante su adolescencia, fueron agresivas y destructivas, tienden más que otras a sufrir depresión durante sus embarazos.

Ciento veinte familias estudiadas.

Por ambas razones, se podría considerar que el historial materno serviría para predecir los comportamientos antisociales futuros de los hijos, informa la Universidad de Cardiff en un comunicado.

Para el estudio, Dale F. Hay, profesor de psicología de la Universidad de Cardiff, y sus colaboradores, analizaron a un total de 178 mujeres jóvenes, de zonas urbanas, a las que se les hizo un seguimiento desde el principio de su embarazo y durante éste.

Después, el estudio siguió analizando a las familias, cuando los hijos tenían cuatro años, cuando éstos tenían 11 y, finalmente, cuando los hijos ya habían cumplido 16 años.

En total, 120 familias terminaron todos los ciclos de la investigación, publican los científicos en la revista Child Development.

Cuatro veces más probable

El estudio reveló que las madres que habían padecido depresión durante el embarazo presentaban cuatro veces más probabilidades de tener un hijo violento cuando éste alcanzara los 16 años que las madres que no sufrieron depresión durante la gestación.

El sexo de los hijos no varió el grado de probabilidad de que éstos presentaran comportamientos violentos, en relación con la depresión de sus madres durante el embarazo.

Esta relación entre la depresión durante el embarazo y la violencia de los hijos no ha podido ser explicada a partir de factores externos, como el entorno familiar, la clase social, la etnia o la estructura familiar.

Tampoco pudo explicarse la asociación a partir de otros factores como la edad de la madre, su nivel de educación, su estado civil, su cociente intelectual o su padecimiento de depresiones en otros momentos de la vida de los hijos.

Los científicos señalan que, aunque no esté clara exactamente la razón por la que la depresión durante el embarazo lleva a incrementar en los niños los comportamientos antisociales, el presente estudio sugiere que las mujeres con un historial de problemas conductuales que, posteriormente, durante sus embarazos, caigan en una depresión, deberían ser objeto de ayudas especializadas.

Secuelas biológicas y psíquicas

Según publican los investigadores en el artículo de Child Development, los resultados obtenidos en la presente investigación corroboran los de otros estudios anteriores, en los que se relacionaron los problemas mentales de mujeres embarazadas con trastornos del comportamiento y las tendencias violentas en sus descendientes.

Asimismo, estos resultados son compatibles con la idea de que habría un incremento de la prevalencia de déficits neurobiológicos en jóvenes antisociales, como consecuencia de daños prenatales que habrían afectado al desarrollo del feto.

Para los investigadores, el patrón de relación encontrado entre la depresión materna y la alta probabilidad de comportamientos antisociales en los hijos apunta a que la depresión de la madre durante el embarazo puede dejar una secuela tanto psicológica como biológica en su descendencia.

Por eso, afirma Hay, aunque siempre se le ha prestado mucha atención a los efectos de la depresión postparto en los niños pequeños, habría que tener en cuenta que la depresión durante el embarazo también puede afectar a los hijos, aunque éstos no hayan nacido todavía.

Yaiza Martínez